Analizar los nodos e interacciones complejas

Una vez que se tiene definida la tipología y las características de emplazamiento de cada tramo, se deben identificar y analizar aquellos nodos e interacciones que podrían resultar más riesgosos para las personas en ciclos.

Será crítico analizar:

1. Los cabezales de inicio y fin del trazado.
2. Las transiciones entre tipologías.
3. Los cruces con otra infraestructura ciclista.
4. Las interacciones con otros usuarios de la vía.

Otros nodos que podrían resultar complejos son, por ejemplo, intersecciones de tres o más vías, las rotondas, conexiones con ciclo-infraestructura fuera del “acuerdo de circulación”.

Para el análisis de los nodos se debe considerar al menos:

• • El tipo de intersección (semaforizada o de prioridad).
  • Los movimientos que tienen permitido realizar los vehículos motorizados.
  • Los movimientos a realizar por ciclistas.
  • Espacio disponible en la intersección.

Analizar los movimientos que los distintos actores podrán desarrollar en una determinada intersección, y especialmente en aquellas dentro de nodos complejos, es clave al momento de evaluar el emplazamiento y la tipología. Si llegan a ser muy complejos podrían incidir en el trazado seleccionado. El objetivo es lograr que la intersección presente el mínimo de conflictos. Por el contrario, si la cantidad de conflictos por colisiones es mayor a la que existe en la condición base, por ejemplo, la intersección sin ciclo-infraestructura, tocará re evaluar las decisiones en los pasos previos en el desarrollo del anteproyecto.

Alcanzar una solución segura, cómoda y coherente, requiere llevar al mínimo el cruce de trayectorias o de maniobras que generan conflictos por detención. Una estrategia útil para lograrlo es:

• • Seleccionar el emplazamiento y perfil que genere el mínimo de conflictos.
  • Buscar modificar las condicionantes operacionales del tramo con conflictos.
  • Modificar las condiciones físicas del tramo, arcos y nodos, con conflictos.

El análisis de intersecciones está compuesto por dos etapas, la primera caracteriza el nivel de riesgo de los nodos complejos mediante un valor llamado Índice de Riesgo (Ir). Esto permite definir qué tan seguro resulta el emplazamiento escogido. Si el índice de riesgo es muy alto, permitirá analizar alternativas de emplazamiento o desarrollar intervenciones específicas en las intersecciones, como nuevas fases semafóricas o restringir algunos movimientos vehiculares.

En la segunda etapa del análisis de intersecciones se identifican las maniobras que requieren hacer los ciclos ciclistas y los potenciales conflictos que enfrentarían entre ellos, para buscar resolverlos. De esta forma se definen los espacios de acumulación y las adecuaciones geométricas necesarias en el diseño de la intersección.