Implementar una red ciclo-inclusiva implica una redistribución del espacio vial, con el objetivo de incorporar y priorizar a los modos de transporte activo. Para lograr esto, es importante que el diseño de la red ciclovial busque un equilibrio adecuado entre la función, forma y el uso de las vías.
Al abordar el diseño, se deben considerar los requisitos funcionales y el uso que se anticipa para la infraestructura proyectada. Estas condiciones definirán inicialmente la forma. Un diseño bien equilibrado no solo mejora la movilidad, sino que también fomenta la permanencia de las personas en el espacio público, creando un entorno más accesible y amigable (CROW, 2011).

Figura 1: Equilibrio entre función, forma y uso en el diseño vial. Fuente: Elaboración propia en base a Cycling Inclusive Policy Development: a Handbook (p.81), por Pettinga et al., 2009.

Función: determinar la función de una vía implica reconocer su rol dentro de la red, en términos de conectividad (movimientos) y actividades de borde (permanencia). En los extremos, una autopista tiene como único propósito mover vehículos y detenerse es una anomalía. Como contrapartida, un pasaje puede ser un espacio de encuentro vecinal donde prima la permanencia por sobre el movimiento. Esta característica está determinada en gran medida por la categoría de vía establecida en el Instrumento de Planificación Territorial correspondiente .
​​Forma: corresponde al diseño formal de la vía en toda su faja, de fachada a fachada. Incluye las aceras, veredas, ciclovías, pistas solo bus o pistas de circulación vehicular; el mobiliario, postaciones, arbolado y otros equipamientos; el diseño geométrico, cuyas deflexiones horizontales y verticales son determinantes para la capacidad y velocidad; y, por último, las señales verticales, demarcaciones y pavimentos, que definen las reglas de operación.
Uso: el uso de la vía se relaciona con el contexto, las personas y las prácticas sociales. ¿Quiénes están usando la vía?, hombres, mujeres, infantes, vehículos. ¿Qué prácticas se están desarrollando? estacionamiento, juego, comercio o descanso. ¿Cómo se está usando? Puede haber armonía y convivencia, pero también disputas, conflictos y siniestros.

Equilibrar la función, forma y uso de las vías ayuda a mejorar las condiciones de seguridad y experiencia urbana de las personas, especialmente para la caminata y el pedaleo. Por ejemplo si una vía tiene una función residencial, donde se esperaría que las personas puedan caminar en familia y pasear a sus mascotas, sin embargo tiene mucho tránsito de vehículos a altas velocidades, se genera una incompatibilidad que debe ser corregida. En este caso, el uso no se corresponde con la función y es a través de la forma -diseño- que esto puede enmendarse, tomando medidas para acercar los usos cotidianos a la función originalmente planificada. En otros casos, puede que la función de una calle cambie en el tiempo y deba ajustarse a nuevos requerimientos, para lo cual habrá que rediseñar la vía ajustándose al nuevo uso propuesto y resignificando su función.

Referencias

  • CROW, (2011). Manual de diseño para el tráfico de bicicletas. CROW.

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