Las personas que conducen tienden a ajustar su comportamiento de manejo basándose en su percepción del entorno. Cuando los conductores circulan por pistas anchas, la velocidad tiende a ser mayor. Esta percepción se origina en que un mayor ancho de pista proporciona una mayor sensación de seguridad, lo que les permite mantener esa sensación al aumentar la velocidad. Estudios han demostrado que tanto la velocidad media como la velocidad del percentil 85 aumentan, entre otras variables, con el ancho de las pistas (Ma et al., 2010; Fitzpatrick et al., 2001). De manera similar, se ha observado que la reducción del ancho de las pistas, para crear pistas adicionales, afecta la velocidad de los vehículos, mostrando que reducir el ancho de las pistas aun manteniendo el mismo ancho de la calzada influye significativamente en la velocidad (Sun & Li, 2018).
La implementación de información visual, como la demarcación de líneas y el uso de achurados en el centro de la calzada, puede ayudar a quienes conducen a percibir el espacio de circulación como más angosto, lo que a su vez contribuye a reducir la velocidad. El achurado de medianas centrales pintadas amplias y la percepción de pistas más estrechas pueden reducir las velocidades de circulación al aumentar el esfuerzo de cada conductor por mantenerse dentro de la pista demarcada, mejorando la percepción visual periférica de la velocidad (Godley et al., 2004).
La relación entre las condiciones físicas y operacionales de las vías y el comportamiento de las personas al volante es fundamental para la seguridad vial. La percepción del ancho de las pistas tiene un impacto directo en la velocidad de conducción, y las intervenciones tanto físicas como visuales pueden ser utilizadas para gestionar este comportamiento, mejorando la seguridad en las vías.

La resistencia al pavimento, el viento y la pendiente.
La ciclo-infraestructura debe considerar tres factores que afectan la eficiencia: la resistencia al pavimento, viento y pendiente.