Un componente crítico en el diseño de ciclo-infraestructura, son las intersecciones o nodos. Son los puntos donde se presentan la mayor parte de los conflictos entre los diferentes actores del tránsito, donde las trayectorias se cruzan y se desarrollan los cambios de itinerarios de los trayectos. Son lugares donde confluyen personas en distintos modos, de distinto tamaño y velocidad, lo que representa un mayor riesgo para peatones y ciclistas.
Para abordar adecuadamente el diseño de estos nodos es esencial considerar el contexto local en el que se sitúa la intersección, evaluando factores como el volumen de tránsito, el uso del suelo del entorno y las necesidades específicas de la comunidad. Este enfoque contextualizado asegura que las soluciones de diseño sean apropiadas y efectivas para cada situación particular, mejorando significativamente la seguridad y la eficiencia del tránsito.
Para una adecuada implementación de ciclo-infraestructura y en particular de las de las tipologías segregadas y separadas, se debe analizar detalladamente los movimientos posibles, tanto de automóviles –donde se concentra la principal fuente de riesgo–, como de los ciclos. Este análisis permite desarrollar una respuesta de diseño que entregue condiciones seguras y cómodas para personas en ciclos, de todas las edades y habilidades.
Por otro lado, los proyectos de ciclo-infraestructura son una oportunidad para mejorar las condiciones de seguridad y comodidad de peatones, especialmente en las intersecciones. La seguridad y comodidad de las personas en ciclos no puede ir en desmedro de las personas caminando. El diseño de la intersección debe ser integral, es decir, debe ser eficiente para todos los actores, automóviles y vehículos motorizados de gran tamaño, como buses y camiones, o de vehículos pequeños como motocicletas, siempre garantizando la seguridad y comodidad de personas en ciclos y a pie. Esto puede incluir la implementación de fases exclusivas de semáforo para ciclistas y peatones; así como la incorporación de técnicas de reducción de velocidad, como la reducción del radio de giro en las esquinas y la elevación de los cruces peatonales y ciclistas.
El principal objetivo al diseñar una intersección es minimizar los potenciales conflictos y mitigar sus posibles consecuencias, con foco en las personas más vulnerables. Para lograrlo, se deben perseguir tres objetivos específicos:
- Reducir la velocidad
- Brindar visibilidad, y
- Definir preferencia de paso a las personas en ciclos y caminando
Lograr estos objetivos es crucial para lograr intersecciones seguras y eficaces. Para ello, cada objetivo específico cuenta con una serie de métodos los que se detallan a continuación, dentro de cada objetivo.