Figura 1: Desarrollar perfiles por tramo. Elaboración propia.

Establecidas las tipologías, se da paso al diseño de los perfiles para cada tramo. La definición de los perfiles es la etapa más detallada del anteproyecto. En ella se desarrolla la redistribución específica del espacio vial según la tipología de ciclo-inclusión establecida. Para definir el perfil se debe considerar lo siguiente:

  • Sentido de circulación de la vía
  • Ancho de la faja vial
  • Presencia y operación del transporte público en la vía

Estrategias de cabida

Es necesario redistribuir el espacio vial disponible para dar cabida a la ciclo-infraestructura. El proceso de redistribución se da en la calzada, ya que este espacio no es de uso exclusivo para vehículos motorizados. Ampliar la calzada para integrar la ciclo-infraestructura en vez de disminuir el área que utilizan los automóviles implica: un aumento considerable de los costos, de los tiempos de gestión por traslado de servicios, un eventual sacrificio del arbolado y la disminución del espacio en aceras, entre otros aspectos que podrían hacer el proyecto poco viable.
Para lograr el espacio que requiere integrar la ciclo-infraestructura se debe seguir la siguiente estrategia de decisiones, basada en lo planteado en la Guía de Vialidad Ciclo-inclusiva: Recomendaciones de Diseño, del MINVU, 2015:

1. Eliminar estacionamientos: Si en la vía existen estacionamientos en uno o ambos de sus costados, una opción inicial es aprovechar ese espacio para reemplazarlo por infraestructura ciclovial. Esta alternativa presenta ventajas, ya que el espacio es aproximadamente el mismo y requiere pocas intervenciones.

2. Reducir el ancho de pistas: Si la primera opción no es factible, se puede considerar la opción de reducir el ancho de las pistas. Esto tiene la ventaja de que no reduce la capacidad en hora punta, que es cuando más se requiere, al mismo tiempo que disminuye la velocidad máxima en horario valle.

3. Eliminar pistas vehiculares: Si ninguna de las dos primeras alternativas es factible, se debe evaluar la posibilidad de eliminar una pista de vehículos particulares y reemplazarla por una ciclovía. Aunque esta opción puede ser un poco más compleja desde el punto de vista operacional, social, o político, se debe priorizar antes que ampliar la calzada. Además, en los casos en que pase transporte público se debe analizar el flujo y la factibilidad de adelantamiento en la zona de parada.

Sólo cuando los tres primeros pasos de esta estrategia se hayan agotado o no hayan logrado obtener el recurso necesario, se puede evaluar la factibilidad de ampliar la calzada, continuando con las siguientes decisiones:

4. Rehacer medianas: En el caso de que la vía cuente con una mediana, esta se podrá adaptar según los requerimientos espaciales necesarios para implementar la ciclo-infraestructura. No obstante, es importante evitar a toda costa la eliminación del arbolado existente.

5. Reducir aceras, sin afectar veredas: El emplazamiento de una ciclovía no debe ser a costa del espacio peatonal, por lo que no es justificable reducir veredas para lograrlo. Sin embargo, de ser necesario se puede intervenir el espacio de la platabanda, asegurándose que se mantengan los anchos mínimos de aceras y veredas establecidos en la OGUC para garantizar la accesibilidad universal. Al igual que el caso anterior evitar a toda costa la eliminación de arbolado existente.

6. Expropiar: En última instancia, la expropiación podría considerarse como una opción en el caso de proyectos de vialidad estructurante mayor. Sin embargo, es importante destacar que para proyectos de menor escala puede ser complejo desde el punto de vista económico, legal y administrativo.

Referencias

  • Ministerio de Vivienda y Urbanismo. (2015). Vialidad Ciclo-inclusiva: Recomendaciones de Diseño. División de desarrollo urbano.

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