Las rotondas son intersecciones circulares, altamente eficientes para volúmenes intermedios y, especialmente, como un elemento disuasivo de altas velocidades, ya que al verse obligados a cambiar la trayectoria los vehículos motorizados tienden a realizar las maniobras a velocidades prudentes.
Cuando las rotondas están diseñadas con características geométricas que favorecen velocidades bajas, se observan índices más bajos de siniestralidad. Por otro lado, un número mayor de pistas está relacionado con un aumento en la siniestralidad, ya que incrementa la complejidad del uso y los conflictos, especialmente en las salidas (CROW, 2011). En ese sentido, la incorporación de una ciclovía en rotondas preexistentes es una oportunidad para corregir diseños que condicionan una operación riesgosa.

La proyección de la capacidad de la rotonda, definirá la cantidad de pistas necesarias. Para volúmenes de hasta 2400 veh/h es suficiente una pista y para volúmenes mayores de hasta 4000 veh/h se pueden implementar dos pistas (CROW,2011). En el caso de que se requieran implementar dos pistas se recomienda que al menos las salidas sean de una sola pista, esto garantiza una mayor seguridad para los ciclos y peatones.

Siempre que sea factible, es preferible evitar ciclovías bidireccionales en rotondas, ya que los conductores no esperan ciclistas circulando en direcciones contrarias. En caso de ser necesario implementarlas -especialmente en el caso de rotondas grandes- se sugiere elevar la ciclovía sobre las intersecciones, utilizando un diseño apropiado y señalización clara que informe a los conductores que los ciclistas pueden venir desde ambos sentidos (CROW, 2011).

Cuando el espacio disponible no es suficiente para implementar una ciclovía con una separación adecuada, es preferible que los ciclistas circulen compartiendo el espacio de la calzada con los vehículos motorizados, esto para evitar puntos ciegos que ponen en riesgo a los ciclos. En el caso de tener que compartir el espacio, se deberá ajustar la geometría, los radios de giro, el ancho de la calzada y de las pistas (Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, 2023)

Para implementar rotondas que sean ciclo-inclusivas y seguras, tanto para ciclistas como para peatones, se recomienda que, en la medida de lo posible, se cumplan las siguientes características de diseño:

  • Una única pista de entrada y salida por lado. Para garantizar una operación segura y evitar colisiones, es preferible contar con una única vía de acceso y, especialmente, de salida.
  • Una única pista en el interior de la rotonda. Varias pistas suelen ser menos eficientes que las rotondas de menos pistas, esto se debe a que los conductores evitan circular al lado de otro vehículo paralelamente, colocándose detrás o adelante.
  • El empalme de las vías debe realizarse perpendicularmente a la trayectoria de los ciclos evitando ángulos menores o mayores de 90° ya que reducen la visibilidad entre vehículos motorizados y ciclos. Para asegurar una correcta conexión, las vías de acceso a la rotonda deben estar orientadas al centro de la rotonda, en caso de que la calzada empalme tangencialmente a la rotonda, se recomienda implementar medidas de reorientación que obliguen a girar el vehículo hacia el centro de la rotonda
  • Los pasos peatonales deben implementarse en el anillo exterior de la rotonda. Para asegurar un acceso controlado y lento, se recomienda que los pasos peatonales se eleven a nivel de acera. En este caso las ciclovías deben subir o bajar con una rampa suave de largo mínimo 5 metros.

Figura 1: Rotonda ciclo-inclusiva. Fuente: Elaboración propia.

Herramientas de diseño:

  • Islas o bloques de protección: Permiten generar un anillo exterior de ciclovía alejado del anillo de los vehículos motorizados, este espacio intermedio sirve de protección y distanciamiento.
  • La separación de sentidos: Se materializa construyendo medianas y contribuye a orientar mejor el flujo de los vehículos motorizados, generando áreas protegidas para ciclos y peatones.
  • Zona de espera para automóviles que salen de la rotonda: Se generan por el ancho de las islas o bloques de protección. Los vehículos que tienen que salir de la rotonda se detienen antes de cruzar las trayectorias ciclistas y peatonales. Esto favorece el contacto visual, garantiza mayor seguridad para todos.
  • Refugio peatonal: Proteger las esquinas o instalar medianas puede generar refugios peatonales que entregan un espacio intermedio, entre la calzada vehicular y la ciclovía, haciendo más corto, seguro y cómodo el atravieso peatonal.
  • Radio interior demarcado: Desvía a los vehículos ligeros, pero permite el paso de vehículos pesados. Complementariamente, se puede elevar unos centímetros del nivel de la calzada, tener una textura rugosa o implementar tachas reflectantes.

Readecuación de vías existentes a rotondas

Implementar rotondas en nodos complejos existentes puede ser una estrategia no solo para transformarla en una solución ciclo-inclusiva sino también para hacerla más segura para todos los usuarios de la vía, esto porque las rotondas aseguran velocidades bajas, previenen encuentros entre vehículos conduciendo en direcciones opuestas y simplifican situaciones conflictivas. Sin embargo, no siempre es posible realizar grandes obras civiles para cambiar el diseño geométrico de las vías.

La figura 2 muestra un nodo en “T” donde los vehículos motorizados se pueden mover prácticamente en todas las direcciones y no existen pasos peatonales; algo común en vías rurales e interurbanas. En esta situación base, si los ciclistas quisieran realizar los mismos movimientos que los vehículos motorizados se verían enfrentados a una serie de conflictos, poniendo en riesgo su seguridad.

Figura 2: Situación base, intersección en T. Fuente: Elaboración propia.

Una solución para estos casos es implementar una rotonda de menor tamaño y ajustar su geometría lo más posible al espacio existente como indica la figura 3, donde se propone una rotonda con una pista en su interior y se reducen las dos pistas a una para los accesos y salidas. Esta solución permite al vehículo motorizado realizar los mismos movimientos que con la geometría base pero desviando levemente sus trayectorias, lo que a la vez reducirá sus velocidades. 

Por otro lado, con esta solución los ciclistas podrán desplazarse hacia todas las direcciones de manera segura y resguardada. Además, con esta geometría se pueden implementar pasos peatonales para asegurar la accesibilidad universal en el nodo. 

Es importante tener en cuenta que, para poder realizar este tipo de readecuaciones en intersecciones existentes, se debe tratar, en la medida de lo posible, de cumplir las características de diseño y ocupar las herramientas detalladas en la sección anterior, ajustándose al contexto y espacio disponible de cada proyecto. 

Figura 3: Readecuación de intersección existente, a una rotonda pequeña. Fuente: Elaboración propia.

Referencias

  • CROW, (2011). Manual de diseño para el tráfico de bicicletas. CROW.
  • Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana de España. (2023). Guía de recomendaciones para el diseño de infraestructura ciclista.

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